Materiales y calidad del aire, claves para los espacios saludables

Pasamos el 90% de nuestro tiempo en ambientes interiores, mucho de este tiempo es en nuestro hogar. La Agencia de Protección Medioambiental de Estados Unidos estima que el aire en nuestras viviendas es 2 a 5 veces más contaminado que el aire exterior.

Materiales y calidad del aire, claves para los espacios saludables

Materiales y calidad del aire, claves para los espacios saludables
Figura 1: Ejemplo de los materiales que pueden afectar la calidad del aire interior en el hogar

Pasamos el 90% de nuestro tiempo en ambientes interiores, a causa del confinamiento durante la pandemia de la Covid-19, mucho de este tiempo ha sido y es en nuestro hogar. La Agencia de Protección Medioambiental de Estados Unidos estima que el aire en nuestras viviendas es 2 a 5 veces más contaminado que el aire exterior. Durante este último año muchos nos hemos percatado de la importancia de vivir en un ambiente salubre y habitable.

¿Qué podemos hacer para mejorarlo?

Una ventilación continua y controlada es clave, pero hay atacar el problema en la raíz: evitar y limitar materiales que emiten químicos tóxicos en nuestra casa.

¿Qué respiramos?

Para vivir en un ambiente saludable, tenemos que cuidar qué productos, materiales y muebles instalamos en nuestra vivienda, ya que respiramos las partículas que emiten y tenemos contacto físico directo con ellos.

Se recomienda elegir materiales de acabado con bajo o nulo contenido de sustancias nocivas para la salud humana: biocidas, formaldehidos y otros compuestos orgánicos volátiles (COV’s).

Los COV’s agrupan sustancias de origen tanto natural como artificial, compuestos por carbono, hidrógeno, halógenos, oxígeno, azufre, … Se generan en materiales sólidos o líquidos y se presentan en estado gaseoso a temperatura ambiente o son volátiles. Algunos modifican la composición química del ambiente, considerándolos nocivos para la salud.

El formaldehido es un gas catalogado como cancerígeno por la UE que se encuentran en pinturas, decapantes, conservantes de madera, aglomerantes, colas, ceras, plásticos, pesticidas, aerosoles, alfombras sintéticas, productos de limpieza, desinfección y desengrasantes. Los efectos en la salud incluyen asma, irritación de mucosas, dolor de cabeza, pérdida de coordinación, náuseas, daños en hígado, riñones y en el sistema nervioso central. Los COV’s pueden ser disruptores endocrinos y provocar enfermedades respiratorias y hormonales, trastornos del sueño, del comportamiento, de la reproducción y del desarrollo del feto, cáncer, y sensibilidad química múltiple (SQM).

Otro componente nocivo a considerar es el material particulado, PM, que recoge partículas y fibras con diámetro de 10 micrómetros (PM10) o menos (PM2.5 y PM 1). Las PM2.5 pueden llegar a los pulmones, y PM1 al torrente sanguíneo. La exposición a corto y largo plazo se asocia a enfermedades cardiovasculares y respiratorias.

¿Qué materiales y productos se recomiendan?

Para poder evitar y minimizar la presencia de estas sustancias dañinas en el interior de los edificios, se deben buscar productos poco modificados o procesados, tratados con pinturas, barnices y colas de bajas emisiones, libres de formaldehido, textiles naturales y si puede ser, con certificaciones de garantía.

Son recomendables suelos de linóleo, o de madera maciza pretratada, ya que suelen contener pocos adhesivos y materiales con emisiones nocivas. Si se instala un suelo de madera laminada, que esté libre de formaldehidos. Las alfombras pueden ser un nido de partículas y contener cenizas volátiles de carbón o láminas de poliuretano. Se recomiendan alfombras de fibras vegetales.

A menudo, el mobiliario y productos de madera están fabricados de partículas con adhesivos de urea-formaldehido. Se recomienda buscar mobiliario de madera maciza o contrachapada, libre de formaldehidos.

En cuanto a aislamientos térmicos, la exposición al proyectado de aislamientos de espuma, que contiene isocianuratos, puedenser causa de asma. Sobre la fibra de vidrio, es importante asegurarse que no contiene formaldehidos. En general, se recomienda priorizar aislantes de origen vegetal o mineral.

Ojo, que a veces productos vendidos como “ecológicos” por su contenido reciclado, pueden ser nocivos para la salud. Un ejemplo son las baldosas de cerámica que incorporan el vidrio reciclado de tubos de rayos catódicos de televisores, como sustituto al oxido de plomo.

Existe una gran variedad de certificaciones que miden y cuantifican las sustancias nocivas que se encuentran en materiales y productos de construcción y del hogar. Algunos ejemplos:

Etiqueta ambiental francesa sobre emisiones al aire interior: De origen francés, clasifica los materiales de construcción, productos de mobiliario y de decoración, en nuestro país la encontramos en gran cantidad de productos. Clasifica los productos según las emisiones de COV’s, de A+ a C, según las normas ISO 16000. Si un producto supera los límites, no se permite la comercialización.

Sello de verificación del Instituto de Baubiologie Rosenheim: El Certificado IBR de los materiales, es una etiqueta ambiental que incluye diversas pruebas para medir la cantidad de sustancias nocivas de un material, si éste las supera, consigue el certificado.

Sello Indoor Air Comfort de Eurofins: Clasifica los productos de construcción en dos categorías, una básica, donde el producto cumple los criterios de emisiones de COV’s de la UE y la variante Gold, donde además cumple con otras certificaciones de emisiones voluntarias.

Emisiones Dans l’air intérieur
Geprüft und empfohlen
Eurofins

Además, las etiquetas ambientales también garantizan que los materiales son respetuosos con el medio ambiente y no suponen un peligro durante su fase de fabricación y de deconstrucción, reciclaje o tratamiento como residuo.

Medir en casa

En la península hay varios laboratorios de ensayo para la certificación de materiales y medición de emisiones de COV’s, como Tecnalia, y SGS. Pero, ¿Puedo medir la calidad del aire interior de mi vivienda sin gastar una fortuna? Existen equipos con un coste accesible y precisión aceptable, como MICA, fabricado por la empresa navarra Inbiot. El sensor mide COV’s, formaldehidos, ozono, partículas en suspensión, gas radón, CO2, temperatura y humedad relativa. La gráfica siguiente muestra la medición de la concentración de formaldehido en un dormitorio durante una semana:

Según la norma técnica de medición en baubiologie SBM2015 para zonas de descanso, los valores por encima de 100 µg/m3 supondrían el límite aceptable. “La búsqueda de fuentes es muchas veces un juego de pistas, y a partir de los datos y las mediciones, puedes ir descartando o confirmando,” dice Maria Figols, Directora de Proyectos de InBiot.

Figura 4: Concentración de formaldehido medida en una habitación durante una semana en diciembre 2019
Figura 4: Concentración de formaldehido medida en una habitación durante una semana en diciembre 2019

Conseguir un espacio saludable

Está en juego la calidad de vida y la salud de las personas a medio y largo plazo, siendo el sector de la construcción una de las partes implicadas. De la selección de materiales con un bajo grado de componentes nocivos, depende que los usuarios de los edificios respiren y asimilen sustancias que les puedan generar enfermedades o trastornos graves a lo largo de su vida. Junto con la reducción de las fuentes de contaminación del aire interior, una correcta ventilación es imprescindible para conseguir un espacio saludable.

Agradecimientos

Gracias a Maria Figols y Xabi Alaez de InBiot por sus aportaciones.

Artículo completo

Puedes leer más sobre materiales y calidad del aire en el portal Caloryfrio.com, de donde hemos extractado este artículo.

Bibliografía

[1] Guía Edificios y Salud, Siete Llaves para un edificio saludable. García de Frutos, Daniel et al. Consejo General de la Arquitectura Técnica de España, Consejo General de Colegios de Médicos. Enero 2020.

[2] Monitorización de vivienda de alta eficiencia, 30 Marzo 2020. InBiot. https://wiki.inbiot.es/monitorizacion-de-vivienda-de-alta-eficiencia/